domingo, 16 de marzo de 2025

El terrible registro de España sobre gasto en Defensa

Pedro Sánchez se encuentra presionado por la OTAN y sus socios de coalición.

“La cifra de España es muy baja”, declaró Donald Trump el mes pasado al referirse al gasto en Defensa del país. Por una vez, tenía razón con sus cifras. Con sólo un 1,28% del PIB del año pasado, España se encuentra en la parte más baja de la clasificatoria de la liga de la OTAN (véase gráfico).



El Gobierno se defiende tenazmente. Vean lo que el país hace con el dinero y comprueben que es un “socio fiable”, respondió Pedro Sánchez, el primer ministro socialista. Su gasto está aumentando rápidamente: va bien encaminado para cumplir la promesa que hizo Sánchez de alcanzar el objetivo de la alianza del 2% del PIB para 2029 (aunque ese objetivo fue, todo sea dicho, establecido en 2014 y la mayoría del resto de los países de la UE ya lo han alcanzado).


El problema es que el objetivo ha quedado obsoleto. Con una gran preocupación de que Trump pueda dejar de garantizar la seguridad americana sobre Europa, España es objeto de intensas presiones por parte de sus socios europeos para gastar mucho más (y más rápidamente).


Sorprendentemente, quizás, la escasez del presupuesto de Defensa de España data de los tiempos de Franco, el dictador del país desde 1939 hasta 1975, quien habiendo conducido a las fuerzas armadas hasta el poder pudo después ignorarlas. La modernización militar tan sólo comenzó con los gobiernos democráticos tras la adhesión de España a la OTAN en 1982. Se eliminó el servicio militar, se creó un ejército profesional y se compraron aviones norteamericanos. Sin embargo, los votantes se muestran poco entusiastas con el gasto militar y en los presupuestos austeros que siguieron a la crisis financiera de 2008 el gasto cayó y en 2014, año en que Rusia atacó a Ucrania por primera vez, tan sólo era del 0.9% del PIB.

 

“La política de Defensa siempre ha supuesto un problema para los Gobiernos”, declara Félix Arteaga, un oficial jubilado ahora en el Instituto Real Elcano, un gabinete estratégico. “Nadie pensaba que teníamos que aumentar el gasto militar”. Tan sólo ha sido en esta década cuando ha comenzado a crecer de nuevo, y especialmente, desde que Sánchez acogiera la cumbre anual de la OTAN en Madrid en 2022. El año próximo el presupuesto de Defensa habrá aumentado un 26% en términos nominales. Sin embargo, alcanzar el objetivo del 2% requiere casi doblar el gasto anual (hasta 36.500 millones de euros). En circunstancias normales esto resultaría difícil.

 

A diferencia de muchos países europeos que se están estancando, España está creciendo a un ritmo del 3% aproximadamente, por lo que debería ser posible recabar recursos para Defensa. El problema es político. Sánchez ha liderado Gobiernos en minoría desde 2018. Fracasó en su intento de conseguir apoyos para aprobar unos presupuestos el año pasado y puede volver a fracasar este año. Esto hace difícil replicar el aumento del 26% en el gasto de defensa de los presupuestos de 2023. Pero al reestructurar el gasto presupuestado, este mes el Gobierno ha anunciado un gasto extraordinario de 400 millones de euros con el objeto de subir los relativamente bajos salarios de los militares. Sin embargo, la ausencia de presupuestos, que ya dura muchos años, hace más difíciles la planificación en Defensa y los grandes acuerdos de contratación.

 

En lo referente al aspecto militar, España ofrece mejores resultados que con el gasto. Con unos efectivos de 116.000 (debido al aumento de 7.000 para 2029), sus fuerzas armadas son bastante pequeñas. Sin embargo, están bien entrenadas y equipadas, al menos según los estándares de ayer. Su armamento incluye jets Eurofighter, aviones de transporte y barcos anfibios diseñados para el despliegue lejano de fuerzas armadas. Alrededor de 3.500 soldados españoles intervienen en misiones de la OTAN en Europa del Este y otros operan en proyectos de la ONU para misiones de paz. Sánchez ha sido un partidario incondicional de la resistencia de Ucrania a la invasión de Rusia. Visitó Kiev de nuevo el pasado 24 de febrero. España ha enviado tanques, ha entrenado a 7.000 soldados ucranianos y este año, como el pasado, aprobó mil millones de euros en donaciones para municiones y misiles.

 

Con el objetivo de afrontar el deterioro de las perspectivas de seguridad europeas, España necesita sistemas de defensa aérea más fuertes, más aviones y tanques y mucha más inversión en drones y ciberguerra, declara el señor Arteaga. Algunos de estos ya están en camino pero otros no. Una particular preocupación es Marruecos, que reclama la soberanía de Ceuta y Melilla, dos enclaves españoles en el norte de África. Durante el primer mandato de Trump, Marruecos se convirtió en uno de sus socios preferidos. Está a la búsqueda de cazas F35 sigilosos y puede que los consiga. Sánchez ha hecho declaraciones en contra de muchas de las políticas de Trump. Sin embargo, sus oficiales confían en la estratégica importancia para los EE.UU. de Rota (Cádiz), una base naval al sur de España donde pueden atracar hasta 6 destructores según un acuerdo renovado en 2023.

 

En su intento de rearmarse de forma más rápida, el margen de maniobra del presidente del Gobierno está limitado por sus socios de coalición del ala dura de la izquierda, entre los que se encuentran antiamericanos y contrarios a la OTAN. El partido conservador (Partido Popular) apoya un gran incremento del gasto en Defensa, pero Sánchez se ha mostrado contrario a buscar su apoyo parlamentario. Sobre todo, el Gobierno quiere evitar tener que recortar el gasto social para financiar la defensa, lo que podría romper su coalición de centroizquierda.

 

Sánchez afirma ahora que el gasto alcanzará el 2% del PIB antes de 2029, aunque no ha explicado cómo. Sin embargo, España se enfrenta a un objetivo cambiante. Trump habla de un 5% del PIB mientras que Mark Rutte, el nuevo secretario general de la OTAN, quiere que la alianza apruebe una cifra “muy por encima del 3%” en su próxima cumbre en junio; la cantidad preferida es del 3,6% o incluso del 3,7%. El Gobierno de España insiste en que cualquier cifra por encima del 2% debe provenir de fuentes de financiación europeas, ya sea en forma de deuda adicional de la UE ya sea a través de la reutilización de los programas de la UE existentes. Algo de esto probablemente sucederá ahora. Y convenientemente encontraría escasa oposición doméstica.


Traducción del artículo publicado el 15 de marzo de 2025 en The Economist.

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