domingo, 28 de septiembre de 2025

España se ha convertido en la economía más destacada de Europa

Pero debe combinar el crecimiento impulsado por la inmigración con mejoras en la productividad


España es una extraña excepción positiva entre las economías europeas, que en general presentan un rendimiento sombrío. Desde principios de 2024, la economía española ha crecido a una tasa media anual del 3%, frente a poco más del 1% de la zona euro en su conjunto. En las últimas semanas, S&P Global Ratings ha mejorado su calificación crediticia y el Banco de España ha elevado su previsión de crecimiento para 2025 al 2,6%, lo que subraya la posición del país como la economía más dinámica de Europa y una de las más sólidas del mundo desarrollado.

 

Una combinación de factores ha impulsado su crecimiento. El turismo se ha recuperado de la pandemia. El Gobierno ha destinado subvenciones del fondo Next Generation de la UE a mejorar las infraestructuras (España es el segundo mayor beneficiario). La energía renovable barata también ha atraído la inversión extranjera directa. Las reformas anteriores, incluida una iniciativa de 2021 para impulsar la estabilidad del empleo, han contribuido a su crecimiento.

 

Pero el mayor motor de España ha sido la inmigración. Mientras que otros países europeos se han mostrado dispuestos a reforzar sus fronteras, España ha adoptado un enfoque más liberal. Desde 2022, ha registrado una media anual neta de entrada de unos 600.000 inmigrantes, la mayoría en edad de trabajar. La ampliación de la mano de obra ha impulsado el empleo a niveles récord y ha ayudado a España a evitar algunas de las graves carencias de personal cualificado que han afectado a sus homólogos europeos. El aumento de la población también ha impulsado el gasto de los consumidores.

 

Una parte significativa de los recién llegados procede de América Latina. En 2023, los inmigrantes de la región representaron alrededor del 70% del aumento de la población española, según JPMorgan. El idioma común, las similitudes culturales y las redes existentes han facilitado su integración en el mercado laboral y su aceptación en la sociedad en general. Se prevé que el aumento de inmigrantes continúe. España ha simplificado recientemente las vías de inmigración legal y tiene previsto conceder permisos de residencia y de trabajo a más inmigrantes indocumentados.

 

A pesar de todo el éxito que ha tenido hasta ahora, el auge del crecimiento impulsado por los inmigrantes debe gestionarse con cuidado. En primer lugar, aunque el PIB real de España, en términos de paridad de poder adquisitivo, ha aumentado alrededor de un 6,8% desde 2019, en términos per cápita solo ha crecido un 3,1%. Los inmigrantes han cubierto principalmente las carencias en sectores de menor valor añadido, como la hostelería y la construcción. Para garantizar que también mejore el nivel de vida, es necesario que mejore el lento crecimiento de la productividad en España.

 

El FMI recomienda simplificar la normativa y ofrecer incentivos fiscales para aumentar la disponibilidad de capital de riesgo a largo plazo, especialmente con el fin de impulsar las pequeñas empresas. Las iniciativas de mejora de las competencias también contribuirían al crecimiento y atraerían más inversión extranjera directa en sectores de servicios de alta gama, como las finanzas, la consultoría informática y la ingeniería. De hecho, la tasa de desempleo de España sigue siendo la más alta de la UE.

 

En segundo lugar, los responsables políticos deben anticipar cuestiones socioeconómicas más amplias que puedan obstaculizar la sostenibilidad de los elevados flujos migratorios. La mayoría de los españoles apoya la inmigración. Sin embargo, si el Gobierno no ofrece el apoyo adecuado para el acceso a viviendas asequibles y servicios públicos, la apertura hacia los extranjeros podría disminuir. Los alquileres son inasequibles para muchos y se han producido episodios de tensiones entre la población local y las personas de origen norteafricano.

 

Sin embargo, el fragmentado panorama político español supondrá un gran obstáculo para aprovechar su progreso económico. El Gobierno en minoría del presidente Pedro Sánchez, salpicado por los escándalos, ha tenido dificultades para aprobar leyes importantes. Es una lástima. España ha demostrado a otras economías avanzadas cómo la inmigración puede ser una fuente importante de resiliencia económica, incluso en un periodo de inestabilidad tanto a nivel nacional como internacional. Para seguir siendo un ejemplo, España necesita convertir su bonanza demográfica en prosperidad duradera.


Traducción del artículo original publicado el 28 de septiembre de 2025 en Financial Times.

sábado, 20 de septiembre de 2025

Un buque de guerra británico se construirá en gran parte en España, ya que los astilleros H&W “no están preparados”

Un buque de guerra británico se construirá en su mayor parte en España ya que el astillero Harland & Wolff (H&W) de Belfast “no está preparado”, según ha declarado una empresa naval española




Navantia, la empresa naval estatal española que lidera el programa Fleet Solid Support (FSS), valorado en más de 1.800 millones de euros, ha confirmado que la mayor parte de la construcción del primero de los tres buques de la Royal Navy se llevará a cabo ahora en España.

 

En un principio, la sección central del primer buque se iba a construir en Belfast, pero ahora se ha trasladado a Cádiz, en España.

 

Donato Martínez, director ejecutivo de Navantia Reino Unido, declara que la medida se debe a que las instalaciones de H&W aún se encuentran "en proceso de mejora" tras el rescate del astillero, que el año pasado entró en liquidación.

 

Navantia es el socio principal del programa FSS para construir tres buques logísticos navales con Harland and Wolff como subcontratista.

 

La sede principal de Harland and Wolff es el histórico astillero del Titanic en Belfast, aunque también cuenta con astilleros en Appledore, en Devon, y en Methil y Arnish, en Escocia.

 

Navantia, propiedad del Gobierno español, posee su principal astillero en Cádiz, en el sur de España, donde trabaja la mayoría de sus 4.000 empleados.

 

"Hemos reorganizado un poco las cosas"

 

"Las instalaciones de Belfast no estaban listas", declara Donato Martínez en una entrevista con el Financial Times.

 

"Hemos reorganizado un poco las cosas para el primer barco en España y hemos trasladado desde España las cosas para el segundo y el tercer barco".

 

Según el plan original, la sección central del barco se iba a construir en los astilleros de H&W en Belfast, la proa en las instalaciones de H&W en Appledore, Devon, y el resto de secciones en España, antes de realizar el montaje final en Belfast.

 

Sin embargo, según el plan revisado, la proa se construirá en Devon, mientras que la sección central y el resto del primer barco se construirán ahora en Cádiz.

 

Los tres buques se seguirán montando en Belfast.





"Garantizar la entrega puntual de los buques"

 

En una declaración a BBC News, Navantia afirma que, tras la adquisición de Harland & Wolff, "se están realizando algunos ajustes en el programa para garantizar la entrega puntual de los buques".

 

Afirman que esto es para "permitir que se complete la inversión de recapitalización prevista en el astillero de Belfast".


“Es necesario aumentar la parte construida en España del primer buque FSS, pero se compensará con una mayor participación británica en la construcción del segundo y el tercer buque, lo que respaldará nuestra visión de mejorar la capacidad soberana de construcción naval por parte de Reino Unido en la actualidad y en el futuro”.

 

"Para los tres buques, el alcance de Appledore (en Devon) no ha cambiado", añadieron.

 

Un portavoz del Ministerio de Defensa británico afirmó que "la estrategia general de construcción del programa FSS no ha cambiado" y que los tres buques seguirán montándose en Reino Unido.


Traducción del artículo original publicado el 17 de septiembre de 2025 en la BBC.

viernes, 19 de septiembre de 2025

Por qué España avanza y atrae 113.000 millones en inversiones más que Italia

La seguridad jurídica, el mercado laboral y los costes energéticos frenan la competitividad italiana. Letta: “Italia y España deben convertirse en la Escandinavia del sur de Europa”.



Ciento trece mil millones de euros. Esa es la diferencia entre Italia y España en cuanto a la capacidad de atraer inversiones extranjeras en la última década. Entre 2015 y 2024, Madrid ha atraído 304.000 millones en inversiones extranjeras directas (IED), frente a los 191.000 millones que han llegado a Roma. El dato, recogido en el estudio de The European House - Ambrosetti en colaboración con Amazon, se presentó en el Foro Teha de Cernobbio y pone de manifiesto una brecha estructural, a pesar de que ambos países son similares en cuanto a tamaño económico, ubicación geográfica y cultura.

La diferencia no es solo de capital, sino también de puestos de trabajo: en España, los 856 proyectos greenfield han creado más de 72.400 nuevos empleos, mientras que en Italia los 303 proyectos se han quedado en 40.000. “Atraer inversiones requiere un enfoque sistémico, basado en la seguridad normativa, buenas infraestructuras y plazos rápidos”, observa Valerio De Molli, socio director y consejero delegado de Teha.

 

El estudio identifica los principales factores que hacen que los inversores se decanten por Madrid. En primer lugar, la seguridad jurídica: los procesos civiles y mercantiles en España se resuelven en una media de 275 días, menos de la mitad de los 527 días italianos, con sentencias ejecutivas ya en primera instancia. En segundo lugar, el mercado laboral: la tasa de participación española (80,2 %) supera en 8,5 puntos a la italiana (71,7 %), con efectos inmediatos en la productividad. En tercer lugar, los costes energéticos: las empresas españolas pagan una media de 166,6 €/MWh, frente a los 252,9 €/MWh de Italia, una diferencia que afecta considerablemente a la competitividad industrial.

 

La distancia se amplía si se analiza la dinámica salarial. En Italia, los salarios reales disminuyeron un 3,3% entre 2000 y 2023, el único caso en la OCDE, mientras que en España aumentaron un 4,9%. La presión fiscal también influye: En Italia los costes laborales son del 45,1% mientras que en España son del 40,2%. A pesar de unos tipos impositivos nominales similares, la estructura fiscal más sencilla y una carga contributiva más ligera hacen que Madrid resulte más atractiva para las multinacionales.

 

La comparación también penaliza a Italia en términos de productividad, con un descenso del 2,6% frente a un aumento del 3,2% en España. En el ámbito digital, España destaca por la calidad de sus servicios públicos en línea y por la interoperabilidad de los servicios transfronterizos, mientras que Italia adolece de retrasos en la plena modernización de la administración pública.

 

"Hemos invertido más de 25.000 millones en Italia y 20.000 millones en España en la última década, observando directamente los puntos fuertes y las limitaciones", recuerda Giorgio Busnelli, director nacional de Amazon Italia. "Italia cuenta con una excelencia manufacturera y una capacidad de innovación notables, pero la compleja burocracia y la carga fiscal frenan su potencial". Busnelli también recordó la contribución directa de la empresa: 19.000 empleados con contrato indefinido en Italia, más de 20.000 pymes que colaboran con Amazon, con 4.000 millones de inversiones solo en el último año.

 

El estudio no se limita al diagnóstico, sino que propone cinco líneas de reforma: modernización administrativa con plataformas digitales unificadas; previsibilidad normativa para proteger las inversiones; armonización legislativa europea para simplificar el mercado único; fortalecimiento de los vínculos entre la investigación y la industria; y políticas destinadas a atraer talento internacional.

 

"Italia y España tienen importantes complementariedades y podrían beneficiarse de una mayor cooperación", subrayó Enrico Letta, decano de la IE School de Madrid y asesor de la investigación. Sin embargo, "los dos países colaboran mucho menos de lo que deberían y podrían. Tienen tres grandes retos comunes —demografía, competencias y regulación— y podrían convertirse en el motor del Mediterráneo. España tiene una ventaja competitiva gracias a su relación con América Latina, pero Italia tiene vínculos igualmente fuertes: juntas deberían promover el acuerdo con Mercosur y la denominada quinta libertad europea. Deben aprender de los países escandinavos, diferentes entre sí pero capaces de actuar como un bloque único. Italia y España deberían ser la "Escandinavia del Sur", dejar de competir y empezar a integrarse más", añadió el ex primer ministro.

 

El mensaje de Cernobbio es claro: sin reformas estructurales y sin una cooperación más estrecha con Madrid, Italia corre el riesgo de quedarse atrás incluso en el Mediterráneo, mientras que España avanza con fuerza.


Traducción del artículo original publicado el 5 de septiembre de 2025 en el diario italiano Corriere della sera.

viernes, 12 de septiembre de 2025

Conozca al líder de la izquierda que podría enseñarle a Starmer un poco del “sanchismo” español

Con su narrativa, su carisma y su capacidad para asumir riesgos, Pedro Sánchez ha transformado España, afirma Conor Faulkner desde Valencia. Si Keir Starmer pudiera captar una pizca de esa audacia, Reino Unido podría salir ganando. 

Starmer afirma que la bandera británica "nos pertenece a todos" y anima a los británicos a estar "orgullosos de ella".

 

El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, ha visitado a Keir Starmer en Downing Street esta semana, en lo que ha supuesto la primera reunión bilateral entre los dos únicos líderes de centroizquierda que quedan en Europa. Oficialmente, han ultimado el tan esperado acuerdo sobre el Brexit para Gibraltar, pero Starmer, que acaba de reorganizar su tambaleante Gobierno esta misma semana, podría haber aprendido un par de cosas de Sánchez.

 

Esto no quiere decir que el sanchismo deba ser un manual. ¿Qué podría aprender Starmer de un líder envuelto en acusaciones de corrupción y en deuda con los separatistas catalanes? Las tasas de desempleo siguen siendo altas en España. Los salarios son bajos. La falta de intervención en el mercado inmobiliario ha sido el principal fallo del Gobierno de Sánchez. Pero pensemos en los problemas más acuciantes que tiene Starmer entre manos: la economía, la inmigración y el auge de la extrema derecha. Mientras Reino Unido sueña con crecer, España ha sido, de entre las principales economías de Europa, la de mayor crecimiento: un 3,2% el año pasado, frente al 1,1% de Reino Unido. Sorprendentemente, The Economist coronó a España como la economía grande con mejor rendimiento del mundo, a pesar de estar gobernada por una coalición de izquierdas con miembros del Partido Comunista en el gabinete.

 

Entonces, ¿cómo lo han conseguido? ¿Tomando “decisiones difíciles” y equilibrando las cuentas a costa de los pensionistas? No exactamente. Los fondos europeos ayudan, por supuesto, pero España lo ha logrado en gran medida gracias a la izquierda moderada. Sánchez aboga por el bienestar y la inversión pública. El salario mínimo ha aumentado en un 50%. Su Gobierno es intervencionista y ha aplicado descuentos en los billetes de transporte público y los recibos durante los periodos de inflación. Ha creado impuestos de emergencia sobre el patrimonio y está en proceso de reducir la semana laboral. Y todo esto lo ha hecho un Gobierno que ha estado en crisis durante gran parte de sus dos mandatos. ¿Qué haría Sánchez con una mayoría tan contundente como la de Starmer?

 

España también ha sido pionera en el ámbito internacional al reconocer el Estado palestino mucho antes de que el resto de Europa llegara a la misma conclusión. Sánchez no teme utilizar el término “genocidio”. España se niega a aceptar las peticiones de Trump de aumentar el gasto en defensa en un 5% y promueve el tipo de política exterior progresista y realista que David Lammy defiende de boquilla.


 

Sánchez es el único líder europeo que defiende la inmigración, vinculándola al crecimiento y explicando al electorado que las tendencias demográficas indican que España necesitará millones de trabajadores más en el futuro. “Acoger al extranjero no es solo un deber”, afirmó Sánchez el año pasado, “sino un paso hacia la garantía del estado del bienestar”. Las residencias para los solicitantes de asilo y las pequeñas embarcaciones también son un problema aquí (España recibió más de 60.000 inmigrantes por mar en 2024), pero Sánchez se niega a dejar que la inmigración ilegal eclipse un debate más amplio sobre la inmigración. En lugar de repetir como un loro los argumentos para apaciguar a la derecha, los afronta, sabiendo que de todos modos nunca le habrían votado.

 

Para Starmer, no ser Jeremy Corbyn ni ser conservador no es suficiente. Por mucho que se renueve el equipo de comunicación, ¿el problema es la comunicación o la falta de un mensaje coherente que comunicar? Starmer nunca tendrá las habilidades políticas ni la elegancia telegénica de Sánchez, pero haría bien en tomar prestada parte de su audacia y sentido de la urgencia. En 2023, Sánchez convocó elecciones anticipadas al día siguiente de que sus socialistas fueran arrasados en las elecciones regionales y logró formar una coalición, manteniendo a raya a la extrema derecha.

 

Se le quiera o se le odie, Sánchez no tiene miedo de correr riesgos ni de cometer errores. Tiene un discurso, y vende a los españoles la historia de su Gobierno. Se enfrenta a la extrema derecha de Vox, lo que le granjea el apoyo a regañadientes de los partidos de extrema izquierda y separatistas, que respaldan su Gobierno porque saben que es el único que puede contenerlos.

 

Sánchez tiene la visión del mundo, la confianza y las habilidades comunicativas necesarias para formar una amplia coalición de izquierdas, por muy imperfecta y frágil que sea. Starmer repite como un ventrílocuo la retórica recogida en sondeos callejeros y grupos de discusión del “muro rojo”, mientras se queda cada vez más atrás en las encuestas. Vivimos en una época populista. El electorado es caprichoso. Los retoques tecnocráticos dentro de un marco de derecha aprobado por la prensa no bastan en la era digital de Nigel Farage, Corbyn y ahora Zack Polanski.

 

Millones de personas en España detestan el sanchismo, pero nadie en Reino Unido sabe lo que es el starmerismo. Sánchez entiende que los líderes de izquierda no pueden complacer a todo el mundo, mientras que Starmer no complace a nadie.


Traducción del artículo original publicado el 8 de septiembre de 2025 en el diario británico The Independent.