Pero debe combinar el crecimiento impulsado por la inmigración con mejoras en la productividad
España es una extraña excepción positiva entre las economías europeas, que en general presentan un rendimiento sombrío. Desde principios de 2024, la economía española ha crecido a una tasa media anual del 3%, frente a poco más del 1% de la zona euro en su conjunto. En las últimas semanas, S&P Global Ratings ha mejorado su calificación crediticia y el Banco de España ha elevado su previsión de crecimiento para 2025 al 2,6%, lo que subraya la posición del país como la economía más dinámica de Europa y una de las más sólidas del mundo desarrollado.
Una combinación de factores ha impulsado su crecimiento. El turismo se ha recuperado de la pandemia. El Gobierno ha destinado subvenciones del fondo Next Generation de la UE a mejorar las infraestructuras (España es el segundo mayor beneficiario). La energía renovable barata también ha atraído la inversión extranjera directa. Las reformas anteriores, incluida una iniciativa de 2021 para impulsar la estabilidad del empleo, han contribuido a su crecimiento.
Pero el mayor motor de España ha sido la inmigración. Mientras que otros países europeos se han mostrado dispuestos a reforzar sus fronteras, España ha adoptado un enfoque más liberal. Desde 2022, ha registrado una media anual neta de entrada de unos 600.000 inmigrantes, la mayoría en edad de trabajar. La ampliación de la mano de obra ha impulsado el empleo a niveles récord y ha ayudado a España a evitar algunas de las graves carencias de personal cualificado que han afectado a sus homólogos europeos. El aumento de la población también ha impulsado el gasto de los consumidores.
Una parte significativa de los recién llegados procede de América Latina. En 2023, los inmigrantes de la región representaron alrededor del 70% del aumento de la población española, según JPMorgan. El idioma común, las similitudes culturales y las redes existentes han facilitado su integración en el mercado laboral y su aceptación en la sociedad en general. Se prevé que el aumento de inmigrantes continúe. España ha simplificado recientemente las vías de inmigración legal y tiene previsto conceder permisos de residencia y de trabajo a más inmigrantes indocumentados.
A pesar de todo el éxito que ha tenido hasta ahora, el auge del crecimiento impulsado por los inmigrantes debe gestionarse con cuidado. En primer lugar, aunque el PIB real de España, en términos de paridad de poder adquisitivo, ha aumentado alrededor de un 6,8% desde 2019, en términos per cápita solo ha crecido un 3,1%. Los inmigrantes han cubierto principalmente las carencias en sectores de menor valor añadido, como la hostelería y la construcción. Para garantizar que también mejore el nivel de vida, es necesario que mejore el lento crecimiento de la productividad en España.
El FMI recomienda simplificar la normativa y ofrecer incentivos fiscales para aumentar la disponibilidad de capital de riesgo a largo plazo, especialmente con el fin de impulsar las pequeñas empresas. Las iniciativas de mejora de las competencias también contribuirían al crecimiento y atraerían más inversión extranjera directa en sectores de servicios de alta gama, como las finanzas, la consultoría informática y la ingeniería. De hecho, la tasa de desempleo de España sigue siendo la más alta de la UE.
En segundo lugar, los responsables políticos deben anticipar cuestiones socioeconómicas más amplias que puedan obstaculizar la sostenibilidad de los elevados flujos migratorios. La mayoría de los españoles apoya la inmigración. Sin embargo, si el Gobierno no ofrece el apoyo adecuado para el acceso a viviendas asequibles y servicios públicos, la apertura hacia los extranjeros podría disminuir. Los alquileres son inasequibles para muchos y se han producido episodios de tensiones entre la población local y las personas de origen norteafricano.
Sin embargo, el fragmentado panorama político español supondrá un gran obstáculo para aprovechar su progreso económico. El Gobierno en minoría del presidente Pedro Sánchez, salpicado por los escándalos, ha tenido dificultades para aprobar leyes importantes. Es una lástima. España ha demostrado a otras economías avanzadas cómo la inmigración puede ser una fuente importante de resiliencia económica, incluso en un periodo de inestabilidad tanto a nivel nacional como internacional. Para seguir siendo un ejemplo, España necesita convertir su bonanza demográfica en prosperidad duradera.
Traducción del artículo original publicado el 28 de septiembre de 2025 en Financial Times.
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