viernes, 19 de diciembre de 2025

Proyecto 2025, de pesadilla a realidad

El año 2025 ha estado marcado por el impacto Trump: una ola sin precedentes de brutalidad extrema, nacionalismo descarado y extractivismo desenfrenado que ha sacudido al mundo como nunca antes desde 1945.



Para comprender mejor qué lo hizo posible y cómo enfrentarlo en el futuro, debemos remontarnos a sus raíces. Concretamente, al Proyecto 2025, el informe de 920 páginas publicado en 2023 por la Heritage Foundation, el think tank conservador más influyente de Washington. El informe describe la estrategia a seguir tras la toma de posesión, prevista para enero de 2025, en todos los ámbitos (seguridad, inmigración, educación, energía, comercio, etc.). Incluso especifica el contenido y el calendario de las órdenes ejecutivas, los decretos presidenciales firmados públicamente y en rápida sucesión por Donald Trump desde su toma de posesión.

 

El informe se basó en el trabajo de cientos de expertos conservadores —como se autodenominan— reunidos por la fundación, que cuenta con una generosa financiación de empresas y multimillonarios. Lo que más llama la atención al leer el informe hoy en día es el grado de preparación técnica, política e ideológica que hay detrás de la administración Trump. Durante el último año, Trump ha seguido casi al pie de la letra los planes establecidos por el Proyecto 2025. Del mismo modo, la nueva Estrategia de Seguridad Nacional publicada por la Casa Blanca el 5 de diciembre parece casi un copia y pega del proyecto.

 

De manera reveladora, el Proyecto 2025 identifica varios enemigos políticos e ideológicos. En primer lugar, están los liberales globalistas, firmes defensores del libre comercio absoluto y la globalización sin restricciones, a quienes se describe como “idiotas útiles”. Fáciles de derrotar y despreciar, estas élites liberales se preocupan poco por la desindustrialización, la pérdida de puestos de trabajo y la destrucción de las comunidades locales y los lazos familiares. Por el contrario, los orgullosos conservadores que están detrás del Proyecto 2025 afirman proteger estas comunidades. Lo hacen, en primer lugar, afirmando el poder de Estados Unidos en el mundo, apoyándose en gran medida en los aranceles y el extractivismo total: confiscaciones directas de activos (Ucrania, Panamá, Groenlandia), imposición de tributos militares a Europa y redoblamiento de la apuesta por los combustibles fósiles. A continuación, defienden el trabajo duro, los valores familiares y el respeto por las jerarquías naturales y culturales. El flagelo de la “ausencia del padre” (crecer sin un padre, una situación que afecta especialmente a las minorías étnicas) es condenado repetidamente y se culpa a las narrativas liberales que niegan los roles de género tradicionales y socavan la familia tradicional.

 

Pero el Proyecto 2025 se preocupa principalmente por un enemigo que considera mucho más peligroso: los socialistas internacionalistas y sus planes para crear un superestado global. El temor puede parecer ridículo, ya que los trumpistas a veces tienden a confundir a los moderados socialdemócratas europeos con temibles revolucionarios marxistas. Sin embargo, hay que tomarlo en serio. En primer lugar, porque los partidarios del socialismo democrático, como Bernie Sanders y Zohran Mamdani, se han vuelto muy populares entre los jóvenes estadounidenses en la última década.

 

Y lo que es más importante, los autores del Proyecto 2025 parecen genuinamente alarmados por los debates internacionales sobre fiscalidad, reparaciones climáticas o reformas del sistema financiero mundial que han cobrado impulso desde la crisis de 2008 y el Acuerdo de París de 2015. Detestan la propuesta de Brasil de crear un impuesto global a los multimillonarios tanto como les molesta la importante emisión de moneda internacional (derechos especiales de giro del Fondo Monetario Internacional) que se produjo tras las crisis de 2008 y 2020. Más aún porque Estados Unidos pronto perderá su poder de veto sobre tales decisiones a medida que disminuya su participación en el PIB mundial.


Una sección particularmente reveladora se refiere al comercio, que en el Proyecto 2025 adopta la forma muy inusual de dos capítulos que exponen posiciones opuestas. El capítulo principal aboga por una avalancha de aranceles muy similares a los que Trump implementó en 2025. Al igual que el presidente de los Estados Unidos, el autor parece no hacerse ilusiones sobre el alcance de la creación de empleo industrial que esto podría suponer. En general, el informe muestra poca empatía por los más pobres y se basa en un enfoque instrumental, paternalista y jerárquico del voto de la clase trabajadora. El principal objetivo de los aranceles parece ser generar ingresos para el Gobierno federal y seguir desmantelando el sistema fiscal progresivo, un proyecto compartido por liberales y conservadores desde la década de 1980, aunque los conservadores siempre han mantenido el liderazgo en este ámbito.


El segundo capítulo del Proyecto 2025 sobre comercio se opone a esta estrategia. El autor conservador disidente teme que, al repudiar tan abiertamente los principios del libre comercio, se abra finalmente la puerta a la planificación socialista global. En el futuro, los opositores al mercado utilizarán este precedente para regular el comercio basándose en criterios sociales y climáticos: la pesadilla definitiva para los conservadores. Al final, los trumpistas optaron por el proteccionismo por razones tanto electorales como financieras, pero el temor a una deriva socialista se reconoce claramente.


En realidad, el verdadero enemigo de la derecha nacionalista y extractivista encarnada por los trumpistas es la izquierda socialdemócrata global. Esa izquierda puede ganar, siempre que aprenda a organizarse y a superar los viejos hábitos liberales del pasado. La brutalidad trumpista es un signo de debilidad. Estados Unidos está perdiendo su control sobre el mundo. Al otro lado del Atlántico, algunos creen que pueden escapar de este declive blandiendo armas e instruyendo a los europeos para que preserven su pureza racial con el fin de mantener la alianza occidental. Lo único que conseguirán es empañar aún más la imagen de su país y convencer al resto del mundo de que el futuro se escribirá cada vez más sin ellos.


Traducción del artículo original publicado el 16 de diciembre de 2025 en el blog de Thomas Piketty.

miércoles, 17 de diciembre de 2025

El compromiso de España con las energías renovables podría estar en entredicho

En las afueras de la tranquila localidad de Figueruelas, una única y enorme turbina eólica gira sin cesar, proyectando su sombra sobre los edificios cercanos.

España obtiene más de la mitad de su electricidad de la energía eólica y solar.

Es un recordatorio de la importancia de la electricidad renovable en esta zona azotada por el viento de Aragón, en el noreste de España, cuyas llanuras albergan muchos de los parques eólicos y solares del país.

El estatus de Figueruelas como símbolo de la transición ecológica de España se ha visto reforzado recientemente, con el inicio de las obras de construcción de una gran fábrica que producirá baterías para vehículos eléctricos.

La empresa china CATL y la holandesa Stellantis están invirtiendo un total de 4.000 millones de euros en la instalación. Yao Jing, embajador de China en España, la describió como "una de las mayores inversiones chinas que ha visto Europa".

Luis Bertol Moreno, alcalde de la localidad, afirma que la zona era una elección lógica para el proyecto. 

"Estamos en Aragón, donde hay viento todo el año, muchas horas de sol y estamos rodeados de aerogeneradores y paneles solares", explica.

Luis Bertol Moreno afirma que la nueva fábrica de baterías transformará la localidad.

"Esas [fuentes de energía] serán cruciales para generar electricidad para la nueva fábrica, y entiendo que esa fue la razón principal para construirla aquí, en Figueruelas".

La fábrica puede considerarse una reivindicación del modelo energético español, que da prioridad a las fuentes renovables. En 2017, las energías renovables aportaron solo un tercio de la producción eléctrica de España, pero el año pasado representaron el 57%.

Para 2030, el Gobierno quiere que contribuyan con el 81% de la producción eléctrica.

A principios de este año, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, resumió el enfoque de su Gobierno al responder al eslogan a favor de los combustibles fósiles "Excava, nena, excava" ("Drill, baby, drill") del presidente estadounidense Donald Trump. "Verde, nena, verde", dijo el socialista, al señalar los beneficios de las energías renovables.

Sin embargo, en los últimos meses, el compromiso total de España con las energías renovables ha sido objeto de escrutinio. Esto se debió en gran parte al apagón del 28 de abril, que dejó sin luz durante varias horas a hogares, empresas, edificios gubernamentales, transporte público, colegios y universidades en toda España y la vecina Portugal.

Ante la incapacidad del Gobierno para ofrecer una explicación completa del apagón, la combinación energética del país se convirtió en un tema político muy debatido. Alberto Núñez Feijóo, líder de la oposición conservadora, acusó al Gobierno de "fanatismo" en la aplicación de su agenda ecológica, sugiriendo que la excesiva dependencia de las energías renovables podría haber causado el incidente.

Feijóo y otros miembros de la derecha abogaron por un replanteamiento del modelo energético nacional.

El hecho de que, una semana antes del apagón, la generación solar en la península ibérica registrara un récord del 61,5% del mix eléctrico ha alimentado estas afirmaciones.

Sin embargo, tanto el Gobierno como el operador de la red nacional, Red Eléctrica, han negado que el apagón estuviera relacionado con el predominio de las fuentes de energía renovables en España.

"Hemos operado el sistema con tasas de renovables más altas [anteriormente] sin que ello afectara a la seguridad del sistema", afirma Concha Sánchez, directora de operaciones de Red Eléctrica. "Definitivamente, no es una cuestión de la tasa de renovables en ese momento".

La Sra. Sánchez afirmó que el apagón se debió a una combinación de factores, entre ellos un "suceso desconocido" en el sistema momentos antes, que provocó oscilaciones anómalas de tensión.

Sin embargo, Red Eléctrica y el Gobierno siguen a la espera de los informes sobre el incidente que, esperan, determinarán la causa exacta. Se ha descartado repetidamente que se tratara de un ciberataque.

Mientras tanto, desde abril, la combinación energética de España se ha modificado ligeramente, con una mayor dependencia del gas natural, lo que refuerza la idea de que el país se encuentra en una encrucijada energética.

Las obras de la nueva fábrica de baterías comenzaron oficialmente el mes pasado.

La industria nuclear española, que actualmente aporta alrededor del 20% de la electricidad nacional, se ha mostrado especialmente crítica desde el apagón, oponiéndose a los planes del Gobierno de cerrar las cinco centrales nucleares del país entre 2027 y 2035.

Dado que muchos países europeos están experimentando un renacimiento nuclear, los cierres previstos convierten a España en una excepción. Las empresas propietarias de la central de Almaraz, en el suroeste de España, que será la primera en cerrar, han solicitado una prórroga de tres años de su vida útil hasta 2030. Esa solicitud está actualmente en estudio.

Ignacio Araluce, presidente de Foro Nuclear, una asociación que representa a la industria, afirma que España es el único país del mundo que tiene previsto cerrar centrales nucleares que están en funcionamiento. Considera que la energía nuclear proporciona estabilidad y es compatible con la transición hacia las energías verdes.

"Es prudente contar con una combinación de energías renovables y energía nuclear", afirma.

Araluce elogia las fuentes renovables porque solo requieren elementos naturales para generar electricidad, pero señala que no pueden funcionar las 24 horas del día ni cuando las condiciones meteorológicas son desfavorables.

"¿Cómo se puede producir energía en aquellas horas en las que las renovables no producen?", se pregunta. La respuesta, añade, es "con una fuente como la nuclear, que no produce CO2 y que produce durante todas las horas del año".

La oposición política se opone firmemente al cierre de las centrales nucleares. El partido de extrema derecha Vox, que critica lo que considera una falta de explicaciones por parte del Gobierno sobre el apagón de abril, describió recientemente la energía nuclear como «una fuente crucial de estabilidad».

La Sra. Sánchez reconoce que hay margen de mejora en el modelo eléctrico español, y señala el relativo aislamiento de la península ibérica respecto a la red europea en comparación con la mayoría de sus vecinos de la UE. También considera que el almacenamiento es un problema.

"Aunque hemos tomado el camino correcto en lo que respecta a la instalación de energías renovables, no podemos decir lo mismo en cuanto al almacenamiento", afirma. "Tenemos que fomentar la instalación de sistemas de almacenamiento".

El panorama político español añade un elemento de incertidumbre al futuro energético del país. La coalición liderada por los socialistas se ha visto envuelta en escándalos de corrupción y su mayoría parlamentaria parece haberse derrumbado en las últimas semanas, lo que aumenta la posibilidad de que se celebren elecciones anticipadas en los próximos meses.

Un gobierno de derechas, que según las encuestas sería el resultado más probable, seguramente daría menos importancia a las energías renovables y abogaría por un retorno parcial a las fuentes de energía más tradicionales.

El actual gobierno se ha comprometido a cerrar las cinco centrales nucleares del país.

Pero, mientras tanto, la transición renovable de España continúa.

Y para Figueruelas, en Aragón, eso significa no solo energía barata y limpia, sino también inversión. La población de la localidad, de apenas 1.000 habitantes, aumentará drásticamente, ya que está prevista la llegada de 2.000 trabajadores chinos para ayudar a construir la nueva planta de baterías, que se espera que cree hasta 35.000 puestos de trabajo indirectos una vez que entre en funcionamiento.

"Este tipo de inversiones revitalizan la zona, revitalizan el sector de la construcción, la hostelería", afirma Manuel Martín, vecino de la localidad. "Y la energía es gratuita, solo depende del sol y del viento".

Traducción del artículo original publicado el 15 de diciembre de 2025 en la BBC.

lunes, 15 de diciembre de 2025

Mientras Trump critica a Europa por la migración, la mayoría de los jefes de Gobierno están endureciendo su postura. España es la excepción

El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, se opone a la tendencia predominante en Europa, donde florecen el aislacionismo y el nacionalismo, al seguir hablando positivamente de la inmigración convirtiéndose así en el último jefe de Estado importante del continente en hacerlo.

Mientras la mayoría de los líderes europeos adoptan un discurso más duro sobre la inmigración, en un contexto de auge del populismo de extrema derecha y de advertencias de la administración Trump de que podrían enfrentarse a una "desaparición de la civilización" si no refuerzan sus fronteras, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, se desmarca.

La nación ibérica ha acogido a millones de personas procedentes de América Latina y África en los últimos años, y Sánchez, de izquierdas, ensalza regularmente los beneficios económicos y sociales que los inmigrantes que llegan legalmente a España aportan a la cuarta economía más grande de la zona euro.

La elección de España, dice a menudo Sánchez, es entre "ser un país abierto y próspero o uno cerrado y pobre".

Sus palabras contrastan radicalmente con las de otros líderes occidentales y, hasta ahora, su apuesta parece estar dando sus frutos. La economía española ha crecido más rápido que la de cualquier otro país de la UE por segundo año consecutivo, debido en parte a que los recién llegados han impulsado su envejecida población activa.

"Hoy en día, el progreso y la sólida situación económica de España se deben en gran medida a la contribución de los migrantes que han venido a España para desarrollar sus proyectos de vida", declaró Sánchez en julio, después de que los enfrentamientos contra los migrantes sacudieran una pequeña localidad del sur de España.

El cambio de actitud en Europa

El enfoque de Sánchez en materia de inmigración, incluidas sus declaraciones sobre la contribución de los inmigrantes a la sociedad española, es coherente con el de los anteriores gobiernos progresistas del país, según Anna Terrón Cusi, investigadora principal del think tank Migration Policy Institute, que anteriormente trabajó en políticas de inmigración para varios gobiernos españoles, incluido el de Sánchez. 

"Lo que ha cambiado mucho a nivel interno es que ahora hay una retórica muy contraria a la inmigración por parte de Vox, especialmente contra los inmigrantes musulmanes", dijo, refiriéndose al partido español de extrema derecha que ocupa el tercer lugar en las encuestas, por detrás de los socialistas en el poder y del Partido Popular, de centro-derecha. 'Pero Sánchez, a diferencia de otros líderes europeos, responde enfrentando directa y enérgicamente esta narrativa".

Los líderes centristas de toda Europa se enfrentan a una presión cada vez mayor por parte de los partidos de extrema derecha contrarios a la inmigración, a pesar de la significativa disminución de los cruces ilegales de fronteras hacia la UE en los últimos dos años.

En Francia, donde el partido de extrema derecha Agrupación Nacional, antes marginado, ha ganado adeptos, el presidente centrista Emmanuel Macron habla ahora de lo que él denomina "el problema de la migración".

"Si no queremos que Agrupación Nacional llegue al poder, debemos abordar el problema que lo alimenta", afirmó Macron el año pasado, después de que Francia aprobara nuevas restricciones que describió como "un escudo" necesario para "luchar contra la inmigración ilegal" y ayudar a "integrar mejor" a los trabajadores migrantes.

Durante su campaña para convertirse en canciller alemán este año, Friedrich Merz prometió endurecer la política migratoria del país. Días después de su elección, Alemania reforzó las medidas de seguridad en sus fronteras. Y en las últimas semanas, ha presentado nuevas cifras que apuntan a un aumento de las deportaciones de solicitantes de asilo rechazados y a una disminución del número de nuevos solicitantes de asilo.

Riesgos políticos en España

El gobierno progresista de Sánchez también ha visto cómo se estancaban las propuestas a favor de la inmigración.

El año pasado, modificó la ley de inmigración española para facilitar la residencia y los permisos de trabajo a cientos de miles de inmigrantes que vivían en el país de forma ilegal. En ese momento, la ministra de Migración, Elma Saiz, afirmó que España necesitaba incorporar hasta 300.000 trabajadores extranjeros contribuyentes al año para mantener sus prestaciones sociales, incluidas las pensiones, la asistencia sanitaria y el desempleo. Sin embargo, los críticos señalaron que los cambios en la ley tenían muchas deficiencias e incluso perjudicaban a algunos migrantes.

Una propuesta de amnistía más ambiciosa, respaldada posteriormente también por el gobierno progresista de Sánchez, se estancó en el Parlamento debido a su espinosa política.

"Hubo algunas voces que señalaron que (la amnistía) podría tener un impacto social muy grande", dijo Cecilia Estrada Villaseñor, investigadora de inmigración de la Universidad Pontificia Comillas de Madrid. Añadió: "Hay un contexto europeo que entra en juego. Pertenecemos a la Unión Europea y, en este momento, el equilibrio se encuentra en un lugar diferente".

Frenar la llegada de migrantes en barco desde África

El Gobierno de Sánchez, en colaboración con la UE, también ha pagado a los gobiernos africanos para que ayuden a impedir que los migrantes, entre los que se encuentran muchos solicitantes de asilo, lleguen a las costas españolas.

La mayoría de los inmigrantes en España entran legalmente al país en avión. Pero los relativamente pocos que llegan a las costas españolas en embarcaciones de traficantes acaparan los titulares y son utilizados habitualmente por los políticos y los medios de comunicación de extrema derecha como ejemplo de lo que está mal en la postura del Gobierno.

El año pasado, en medio de un fuerte aumento del número de personas que realizaban la peligrosa travesía marítima desde la costa occidental de África hasta las Islas Canarias, Sánchez viajó a Mauritania con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, quien prometió 210 millones de euros de fondos de la UE para ayudar al país del noroeste de África a frenar la migración.

Las medidas parecen estar surtiendo efecto. Las llegadas de migrantes a las Islas Canarias este año han descendido un 60%, lo que, según los críticos del Gobierno, se debe al refuerzo de los controles fronterizos por parte de los gobiernos africanos.

Sin embargo, los defensores de los derechos humanos culpan a las políticas de Sánchez por las muertes violentas de migrantes en España y en el extranjero, como el incidente ocurrido en 2022 en el enclave español de Melilla, en el norte de África. En ese caso, migrantes y solicitantes de asilo subsaharianos escalaron una valla fronteriza, lo que provocó enfrentamientos con las autoridades en los que murieron 23 migrantes.

En una entrevista con The Associated Press una semana después, Sánchez defendió la respuesta de la policía marroquí y española, calificando el intento de "ataque a las fronteras de España".

En respuesta a las preguntas de la AP, un portavoz de la oficina del presidente del Gobierno declaró: "Nuestra política migratoria es eficaz y responsable".

Inmigrantes latinoamericanos

España acoge a millones de inmigrantes procedentes de América Latina, a quienes se les concede la ciudadanía española por vía rápida y que, en general, se integran fácilmente gracias al idioma común.

Según cifras del Gobierno, en 2024 más de cuatro millones de personas procedentes de Latinoamérica vivían legalmente en España. Los principales países de origen de los inmigrantes en España son actualmente Marruecos, Colombia y Venezuela.

El Banco Central de España estima que el país necesitará alrededor de 24 millones de inmigrantes en edad laboral durante los próximos 30 años para mantener el equilibrio entre trabajadores y jubilados más niños.

Pero los economistas afirman que los millones de inmigrantes de España han avivado otro fuego político: el mercado inmobiliario del país, cada vez más inasequible. José Boscá, economista de la Universidad de Valencia, afirma que, además de las presiones del turismo excesivo y los alquileres a corto plazo en las ciudades, España no ha construido suficientes viviendas para alojar a sus nuevos residentes.

"Si se integra a tanta gente, pero no se construyen más viviendas, podrían surgir problemas", afirmó Boscá.

En respuesta, el Gobierno de Sánchez se ha comprometido a financiar más construcciones, especialmente viviendas públicas, y también ha propuesto medidas para tomar medidas drásticas contra los extranjeros adinerados que compran segundas residencias en el país.

Traducción del artículo original publicado el 13 de diciembre de 2025 en el diario estadounidense The Washington Post.

sábado, 13 de diciembre de 2025

Pedro Sánchez: un líder capaz, referente de otra política

Por qué el presidente español es nuestra Persona del Año: los éxitos en su país, modelo para Europa.

Cada diciembre, cuando elegimos a la Persona del Año, no pretendemos homenajear a quien ha tenido éxito o se ha convertido en un icono, sino a quien ha logrado lanzar un mensaje claro, una señal. Este año, la señal llega desde Madrid y lleva el nombre de Pedro Sánchez, presidente del Gobierno de España, a quien hemos dedicado la portada de este número.

La elección se basa en un dato innegable: mientras muchas economías europeas avanzan con dificultad, la española sigue corriendo. En 2023, el PIB creció un 2,7%, en 2024 un 3,5% y, según las estimaciones ya casi definitivas de la Comisión Europea, en 2025 cerrará con un +2,9%. Cifras que no se ven en ninguna otra gran economía de la Unión Europea, sobre todo si se comparan con el "cero coma" de Italia y Alemania.

Como nos recuerda Carlo Cottarelli en su intervención en estas páginas, la comparación con Italia es implacable: ambas economías han creado puestos de trabajo, pero solo España ha logrado transformar ese nuevo empleo en un crecimiento sólido, hasta tal punto que hoy en día la economía española representa por sí sola el 40% del aumento del PIB de toda la zona euro. Y con 22 millones de personas empleadas, ha alcanzado el récord histórico de todos los tiempos.

Sánchez, en la amplia entrevista realizada por Felice Florio, resume así su interpretación: "El éxito de España representa un rechazo total de las ideologías neoliberales predominantes en muchos gobiernos europeos y occidentales". Una afirmación clara, que explica no solo un rendimiento económico, sino una visión política clara y decidida.

Nuestra decisión de nombrarlo "Persona del Año" se ha visto reforzada por dos indicadores adicionales. El Informe Censis, publicado hace unos días, sitúa a Sánchez en segundo lugar entre los líderes europeos que gozan de mayor confianza entre los italianos, con un sorprendente 44,9%, solo por detrás del papa León XIV. Además, el plebiscito llegado en estos meses de nuestros lectores —que en la web y en las redes sociales han mostrado un interés creciente por sus políticas y por el papel del gobierno progresista español en Europa— ha confirmado que la figura del presidente ibérico también tiene relevancia en nuestro país.

Sánchez ha sido una voz clara frente a las derivas musculosas de la política global: rechazó los ultimátums de Donald Trump, que exigía un aumento del 5% en los gastos de la OTAN; emprendió una batalla por los derechos digitales, obligando a Meta a responder por las violaciones de la privacidad; ha sido uno de los primeros líderes en calificar de "genocidio" lo ocurrido en Gaza, rompiendo relaciones con el Gobierno de Netanyahu y pidiendo a Europa que reconsidere el acuerdo de cooperación con Tel Aviv.

Su gobierno ha defendido de manera coherente los derechos civiles, en particular los de la comunidad LGBTQ+; ha apoyado la integración europea, pidiendo compartir en mayor medida la soberanía; ha ampliado los flujos migratorios regulares, abordando con pragmatismo el envejecimiento de la población; y ha invertido decididamente en la transición energética, lo que ha llevado a España a tener una de las facturas más bajas del continente gracias a la fuerza combinada del sol y el viento.

Por todo ello, Pedro Sánchez no solo parece un líder capaz: es un punto de referencia en una Europa perdida entre miedos y aplazamientos. Nuestra "Persona del Año" representa la idea de que otra política —más justa, más valiente, más europea— no solo es posible, sino que ya es una realidad.

Traducción del artículo original publicado el 11 de diciembre de 2025 en el diario italiano L'espresso.

lunes, 8 de diciembre de 2025

El ambicioso plan de España para el coche eléctrico supone una oportunidad para China

La ambiciosa estrategia de España podría depender de la captación de más inversiones chinas, lo que daría a las empresas chinas una mayor influencia.


El ambicioso plan multimillonario de España para convertirse en el líder europeo del mercado de vehículos eléctricos supone una oportunidad de oro para las marcas de automóviles chinas, que podrían ser fundamentales para el éxito de la estrategia.

 

El Plan España Auto 2030, presentado el miércoles, pretende movilizar fondos públicos para ofrecer subvenciones a los consumidores, apoyar la construcción de estaciones de recarga y ayudar a la industria automovilística española (que representa alrededor del 10% de la producción económica del país) a sumarse al auge de los vehículos eléctricos.

 

El Gobierno tiene previsto gastar 400 millones de euros el próximo año en subvenciones directas para la compra de vehículos eléctricos y otros 300 millones de euros para ayudar a construir más puntos de recarga, según el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, quien destacó que el plan se centrará en hacer que los vehículos eléctricos sean asequibles para los hogares de clase media y trabajadora.

 

Harald Hendrikse, director de investigación automovilística de Citi, afirma que el plan provocaría un fuerte aumento de las ventas de coches eléctricos en España, ya que las subvenciones reducirían enormemente los precios. El coste de un coche de 25.000 euros podría reducirse entre 7.000 y 9.000 euros, una suma significativa para los consumidores, señala.

 

Las marcas de automóviles chinas, que están expandiendo rápidamente su presencia en el mercado europeo, también se beneficiarían, según Hendrikse. "Los chinos han sido muy importantes en el impulso de las ventas de vehículos eléctricos en España hasta ahora", afirma. "Es difícil ver cómo esto no va a ser beneficioso para los chinos".



BYD, el principal fabricante de vehículos eléctricos de China, vendió más de 22.300 coches en España durante los primeros 11 meses de 2025, lo que supone un aumento del 452% en comparación con el mismo periodo del año anterior, según datos de la asociación española de concesionarios Faconauto.

 

Leapmotor, otra marca china copropiedad del grupo automovilístico multinacional Stellantis, vendió 2.533 unidades en España durante el mismo periodo, lo que supone un aumento de más de 30 veces con respecto al año pasado.

 

El nuevo plan español también refleja la intensificación de la competencia en la industria automovilística europea, con varios actores compitiendo por atraer la inversión china y los puestos de trabajo altamente cualificados que esta conlleva, según los analistas.

 

A finales del siglo XX, España era uno de los principales centros europeos de fabricación de automóviles de bajo coste, lo que permitió a la industria automovilística del país convertirse en la segunda más grande del continente. Sin embargo, ahora se enfrenta al reto de países de Europa del Este más baratos, como Hungría, donde varias empresas chinas líderes en vehículos eléctricos ya han establecido bases de producción.

 

Hendrikse afirma que España Auto 2030 es la apuesta de Madrid para salvar su industria automovilística, una opinión compartida por Miguel Otero-Iglesias, investigador senior del Real Instituto Elcano, con sede en Madrid, quien destaca el amplio apoyo con el que cuenta el plan por parte de fabricantes, proveedores, sindicatos y diferentes niveles de la Administración.

 

"En realidad, todas las partes interesadas están involucradas en esto", afirma Otero-Iglesias. "Es algo bastante impresionante y bastante inusual para España".

 

Pero España solo podrá alcanzar los objetivos establecidos en el plan (como garantizar que el 95% de los coches fabricados en el país sean eléctricos para 2035) si China participa, según Otero-Iglesias. "Es obvio, porque China es la mejor en vehículos eléctricos", afirma.

 

España ya ha atraído algunas inversiones chinas. Chery, un gigante automovilístico chino, ha firmado un acuerdo de empresa conjunta con la española Ebro-EV Motors para fabricar coches eléctricos en una fábrica de Barcelona.

 

Según fuentes cercanas, BYD también está considerando ubicar su tercera fábrica europea en España. El gigante chino de las baterías CATL inició en noviembre la construcción de una planta de producción en España, cofinanciada por Stellantis.

 

Pero España quiere más. "A España le gustaría contar con dos o tres plantas chinas en su territorio", afirma Otero-Iglesias. "El objetivo principal de este plan es que España tenga todo el ecosistema".

 

La pugna a escala europea por atraer fábricas y tecnologías chinas de vehículos eléctricos beneficiará en última instancia a los fabricantes de automóviles chinos, que podrán negociar mejores condiciones con sus socios, según Hendrikse.

 

"Obviamente, eso supone una gran oportunidad para los chinos, porque básicamente pueden enfrentar a los gobiernos entre sí", afirma.

 

El plan, que animaba a los fabricantes chinos de vehículos eléctricos a establecer fábricas en España, también estaba en consonancia con el énfasis de la Unión Europea en obtener la transferencia de tecnología de China y mantener la capacidad de producción dentro de la UE, señala Hendrikse.

 

La UE está considerando un plan "made in Europe" que obligaría a los fabricantes europeos a garantizar que hasta el 70% del contenido de productos como los automóviles se produzca en el país, como parte de un esfuerzo por reducir la dependencia del bloque respecto a China, según informó el Financial Times la semana pasada.


Traducción del artículo original publicado el 8 de diciembre de 2025 en el diario chino South China Morning Post.

viernes, 28 de noviembre de 2025

España tiene una visión demasiado optimista del régimen de Franco. Recordemos sus horrores

Poco se enseña sobre la dictadura asesina e incompetente, y ahora casi uno de cada cinco jóvenes afirma que Franco fue bueno para el país.

El general Francisco Franco dirigiéndose a una organización juvenil en Madrid el 6 de noviembre de 1939. Fotografía: Hulton Getty.


A primera vista, pocos sospechaban que Francisco Franco pudiera convertirse en un hombre fuerte capaz de imponer una dictadura brutal durante cuatro décadas. Era un oficial del ejército bajito, con voz chillona, poco versado en asuntos no militares y sin carisma alguno. Sin embargo, eso fue precisamente lo que hizo, antes de morir por causas naturales en un hospital de Madrid, hace 50 años esta semana.

 

Incluso hoy en día, Franco sirve de advertencia de que la mediocridad exterior no es un obstáculo para los ambiciosos despiadados. Detrás de su fachada aburrida se escondía un operador astuto y escurridizo. La ambición de Franco se sustentaba en una voluntad de hierro, una indiferencia simplista hacia la violencia y una autoestima ilimitada.

 

Sus admiradores y defensores (entre los que se encuentran algunos miembros de la nueva extrema derecha en España, Estados Unidos y Reino Unido) siguen afirmando que Franco nunca fue realmente un dictador, sino más bien un querido salvador del comunismo. Están equivocados, pero los dictadores no surgen de la nada.

 

"Una parte importante de toda sociedad está formada por personas que desean activamente la tiranía", observó el teórico político francés Jean-François Revel al año siguiente de la muerte de Franco: "ya sea para ejercerla ellos mismos o, lo que es mucho más misterioso, para someterse a ella". Franco creía lo mismo: lo que la gente realmente quería era verse y sentirse gobernada, decía.

 

Por supuesto, si Franco hubiera sido realmente popular, no habría habido necesidad de su insurrección militar de 1936 contra un gobierno de izquierdas elegido democráticamente, ni de los medio millón de muertos de la guerra civil española que siguió. Tampoco habría fusilado a 20.000 personas después.

 

Franco tomó el poder en una España aún sumida en el aburrimiento posimperial, tras la desaparición de un poderoso imperio en el siglo anterior. Franco quería devolver la grandeza a España. Culpaba a los extranjeros. O bien robaban el dinero de España, conspiraban contra ella como parte de un complot marxista-judío-masónico, o envenenaban las mentes españolas con ideas extranjeras: la democracia liberal, el socialismo, el comunismo y su extraña pesadilla, la masonería.

 

Su guerra fue deliberadamente lenta y violenta detrás de las líneas, acompañada de una sangrienta purga de opositores en un intento de "purificar" esta España contaminada. Su nueva España también tenía que ser un lugar de hombres supuestamente "viriles" y mujeres sumisas, cuyos derechos sobre sus cuerpos, hijos, trabajo y propiedades fueron recortados, archivados o entregados a sus maridos y padres.

 

Tras una victoria vengativa, Franco encerró a España en un corsé de autosuficiencia y tiró la llave. Se adoptó la autarquía. Se rechazó el capital y los bienes extranjeros. "Tenemos todo lo que necesitamos", dijo.

 

Pero se equivocaba. El resultado inmediato fue la hambruna, con gente muriendo en las calles de las ciudades en 1940 y 1945. Mientras recorría en coche las ciudades de Jaén y Málaga en su gira de la victoria, la gente le suplicaba desde la ventanilla de su coche. "Señor Franco, por el amor de Dios, un trozo de pan", decían. Incluso los funcionarios nazis en España, sus aliados, se quejaban de que una fachada grandiosa ocultaba la espantosa verdad. Al apoyar a Hitler y Mussolini durante la Segunda Guerra Mundial, Franco convirtió a España en un Estado paria, pero se negó a apartarse después. Los españoles se hundieron aún más en la miseria.

 

La convicción de Franco de que era el elegido por Dios y de que siempre tenía la razón le llevó a exigir un mandato vitalicio. Un embajador británico se quejó de que vivía en una "espesa niebla de autocomplacencia", ciego ante su propia incompetencia. La suerte y la falta de una ideología definible acudieron en ayuda de Franco. Cuando comenzó la Guerra Fría, pulió sus credenciales anticomunistas y Estados Unidos lo rehabilitó.

 

Como resultado, una economía desastrosa fue finalmente rescatada y obligada a abrirse por Estados Unidos y el Fondo Monetario Internacional. En la década de 1960, España se vio arrastrada por el auge económico del sur de Europa, que había comenzado mucho antes en Italia y Portugal. De repente, los turistas acudían en masa a las playas españolas de Benidorm o la Costa del Sol. Muchos españoles seguían sin encontrar trabajo, pero el dinero que enviaban a casa tras emigrar al norte de Europa también ayudó.

 

Franco abandonó discretamente sus ideas más estúpidas, desde fundar un nuevo imperio hasta fabricar gasolina sintética con una fórmula "mágica", pero nunca renunció a su objetivo principal de convertir a los españoles en un pueblo dócil, obediente y políticamente apático. Invirtió masivamente en el terror de Estado desde el golpe de 1936 en adelante, aplicó una estricta ley de prensa inspirada en Goebbels y se aseguró de que generaciones de españoles recibieran una educación fuertemente conservadora y amnésica desde el punto de vista histórico, propia del franquismo. Hasta bien entrados los años setenta, los partidos políticos independientes, las elecciones libres y justas y los sindicatos seguían estando prohibidos.

 

Franco también infantilizó a los españoles, considerándolos incapaces de gobernarse a sí mismos. Lo más aterrador de su legado fue que muchos le creyeron.

 

Cuando ese consenso impulsado por el miedo finalmente comenzó a desmoronarse durante la última década de su mandato, volvió a recurrir a la dominación violenta. Reaparecieron la policía de gatillo fácil, la tortura, los pelotones de fusilamiento e incluso esa forma medieval de ejecución, el garrote. Este último consistía en colocar un collar metálico alrededor del cuello del condenado y apretarlo hasta romperle la columna vertebral o cortarle el suministro de aire; fue utilizado por un gobierno de Europa occidental contra sus propios ciudadanos en 1974.

 

Sin embargo, el historiador Antonio Cazorla Sánchez, un biógrafo profundamente crítico con Franco, recuerda haberse sentido triste de niño al enterarse de la muerte de Franco: "La tristeza de aquel niño de 12 años fue compartida en aquel momento por millones de españoles, que creían que el hombre que acababa de fallecer había sido la mejor solución posible para un país difícil de gobernar", escribió. "Eso es lo que decían en la escuela, en la prensa, en la televisión...".

 

La sensación predominante ante la muerte de Franco fue el miedo. Al fin y al cabo, ¿qué ocurre cuando fallece el hombre que ha estado al frente de una dictadura durante décadas? El poder pasó inicialmente al joven rey Juan Carlos, que supervisó tres años de reformas que culminaron con un referéndum sobre la Constitución democrática que sigue vigente hoy en día. España sigue siendo una democracia vibrante y controvertida.

 

Surgieron narrativas heroicas para explicar esto. Para la izquierda, fue el resultado de la presión de valientes manifestantes callejeros, estudiantes y trabajadores que lucharon continuamente con la policía antidisturbios. Para la derecha, fue una señal de la sabiduría del establishment. Para los franquistas, en la versión más retorcida de todas, forma parte del legado del dictador.

 

Y ahí radica el problema. En la copistería de Madrid donde imprimí los borradores de mi reciente libro sobre el dictador, El Generalísimo, el propietario insistía en que su padre afirmaba haber vivido bien bajo el régimen de Franco. Su padre recordaba, por supuesto, solo el auge económico de la década de 1960.

 

Mientras promocionaba la edición española del libro, también me di cuenta de que los problemas descritos por María Ramírez sobre crecer rodeada de silencio sobre la dictadura siguen estando presentes. Los estudiantes universitarios me cuentan que sus profesores de secundaria seguían eludiendo el tema hace solo uno o dos años. Como padre de jóvenes españoles, eso me preocupa enormemente.

 

La ignorancia es peligrosa. No es de extrañar que casi uno de cada cinco jóvenes crea que su dictadura fue buena para España. La única forma de cambiar eso es romper el silencio y enseñar a los jóvenes españoles lo que realmente fue el franquismo.

 

Giles Tremlett es autor de El Generalísimo y Ghosts of Spain.


Traducción del artículo original publicado el 21 de noviembre de 2025 en el diario británico The Guardian.