viernes, 19 de diciembre de 2025

Proyecto 2025, de pesadilla a realidad

El año 2025 ha estado marcado por el impacto Trump: una ola sin precedentes de brutalidad extrema, nacionalismo descarado y extractivismo desenfrenado que ha sacudido al mundo como nunca antes desde 1945.



Para comprender mejor qué lo hizo posible y cómo enfrentarlo en el futuro, debemos remontarnos a sus raíces. Concretamente, al Proyecto 2025, el informe de 920 páginas publicado en 2023 por la Heritage Foundation, el think tank conservador más influyente de Washington. El informe describe la estrategia a seguir tras la toma de posesión, prevista para enero de 2025, en todos los ámbitos (seguridad, inmigración, educación, energía, comercio, etc.). Incluso especifica el contenido y el calendario de las órdenes ejecutivas, los decretos presidenciales firmados públicamente y en rápida sucesión por Donald Trump desde su toma de posesión.

 

El informe se basó en el trabajo de cientos de expertos conservadores —como se autodenominan— reunidos por la fundación, que cuenta con una generosa financiación de empresas y multimillonarios. Lo que más llama la atención al leer el informe hoy en día es el grado de preparación técnica, política e ideológica que hay detrás de la administración Trump. Durante el último año, Trump ha seguido casi al pie de la letra los planes establecidos por el Proyecto 2025. Del mismo modo, la nueva Estrategia de Seguridad Nacional publicada por la Casa Blanca el 5 de diciembre parece casi un copia y pega del proyecto.

 

De manera reveladora, el Proyecto 2025 identifica varios enemigos políticos e ideológicos. En primer lugar, están los liberales globalistas, firmes defensores del libre comercio absoluto y la globalización sin restricciones, a quienes se describe como “idiotas útiles”. Fáciles de derrotar y despreciar, estas élites liberales se preocupan poco por la desindustrialización, la pérdida de puestos de trabajo y la destrucción de las comunidades locales y los lazos familiares. Por el contrario, los orgullosos conservadores que están detrás del Proyecto 2025 afirman proteger estas comunidades. Lo hacen, en primer lugar, afirmando el poder de Estados Unidos en el mundo, apoyándose en gran medida en los aranceles y el extractivismo total: confiscaciones directas de activos (Ucrania, Panamá, Groenlandia), imposición de tributos militares a Europa y redoblamiento de la apuesta por los combustibles fósiles. A continuación, defienden el trabajo duro, los valores familiares y el respeto por las jerarquías naturales y culturales. El flagelo de la “ausencia del padre” (crecer sin un padre, una situación que afecta especialmente a las minorías étnicas) es condenado repetidamente y se culpa a las narrativas liberales que niegan los roles de género tradicionales y socavan la familia tradicional.

 

Pero el Proyecto 2025 se preocupa principalmente por un enemigo que considera mucho más peligroso: los socialistas internacionalistas y sus planes para crear un superestado global. El temor puede parecer ridículo, ya que los trumpistas a veces tienden a confundir a los moderados socialdemócratas europeos con temibles revolucionarios marxistas. Sin embargo, hay que tomarlo en serio. En primer lugar, porque los partidarios del socialismo democrático, como Bernie Sanders y Zohran Mamdani, se han vuelto muy populares entre los jóvenes estadounidenses en la última década.

 

Y lo que es más importante, los autores del Proyecto 2025 parecen genuinamente alarmados por los debates internacionales sobre fiscalidad, reparaciones climáticas o reformas del sistema financiero mundial que han cobrado impulso desde la crisis de 2008 y el Acuerdo de París de 2015. Detestan la propuesta de Brasil de crear un impuesto global a los multimillonarios tanto como resienten la importante emisión de moneda internacional (derechos especiales de giro del Fondo Monetario Internacional) que se produjo tras las crisis de 2008 y 2020. Más aún porque Estados Unidos pronto perderá su poder de veto sobre tales decisiones a medida que disminuya su participación en el PIB mundial.

Una sección particularmente reveladora se refiere al comercio, que en el Proyecto 2025 adopta la forma muy inusual de dos capítulos que exponen posiciones opuestas. El capítulo principal aboga por una avalancha de aranceles muy similares a los que Trump implementó en 2025. Al igual que el presidente de los Estados Unidos, el autor parece no hacerse ilusiones sobre el alcance de la creación de empleo industrial que esto podría suponer. En general, el informe muestra poca empatía por los más pobres y se basa en un enfoque instrumental, paternalista y jerárquico del voto de la clase trabajadora. El principal objetivo de los aranceles parece ser generar ingresos para el Gobierno federal y seguir desmantelando el sistema fiscal progresivo, un proyecto compartido por liberales y conservadores desde la década de 1980, aunque los conservadores siempre han mantenido el liderazgo en este ámbito.


El segundo capítulo del Proyecto 2025 sobre comercio se opone a esta estrategia. El autor conservador disidente teme que, al repudiar tan abiertamente los principios del libre comercio, se abra finalmente la puerta a la planificación socialista global. En el futuro, los opositores al mercado utilizarán este precedente para regular el comercio basándose en criterios sociales y climáticos: la pesadilla definitiva para los conservadores. Al final, los trumpistas optaron por el proteccionismo por razones tanto electorales como financieras, pero el temor a una deriva socialista se reconoce claramente.


En realidad, el verdadero enemigo de la derecha nacionalista y extractivista encarnada por los trumpistas es la izquierda socialdemócrata global. Esa izquierda puede ganar, siempre que aprenda a organizarse y a superar los viejos hábitos liberales del pasado. La brutalidad trumpista es un signo de debilidad. Estados Unidos está perdiendo su control sobre el mundo. Al otro lado del Atlántico, algunos creen que pueden escapar de este declive blandiendo armas e instruyendo a los europeos para que preserven su pureza racial con el fin de mantener la alianza occidental. Lo único que conseguirán es empañar aún más la imagen de su país y convencer al resto del mundo de que el futuro se escribirá cada vez más sin ellos.


Traducción del artículo original publicado el 16 de diciembre de 2025 en el blog de Thomas Piketty.

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