Se necesitan más baterías
España es un país que casi no tiene petróleo ni gas propios, lo que hasta hace poco era una desventaja. Pero en una década, el país ha transformado su matriz energética. La energía eólica y solar representan ahora más del 40% del suministro total de electricidad. En una tierra con abundante sol, la cuota de la energía solar está destinada a seguir aumentando. España no sólo se ha convertido en líder mundial en la transición energética, sino que las energías renovables han reducido el coste de la generación de las mismas. Los responsables del Gobierno de centroizquierda de Pedro Sánchez promocionan la energía barata como un factor del fuerte crecimiento económico del país y destacan una serie de proyectos para centros de datos que consumen mucha electricidad.
Aunque esta revolución ha sido un éxito, no está exenta de problemas. Esto quedó patente en abril, cuando una subida de tensión en una planta solar de Extremadura provocó el cierre repentino de toda la red, lo que causó un corte de electricidad de hasta 12 horas en toda la península ibérica. La búsqueda de culpables que siguió generó más polémica que soluciones. Lo que está claro es que el apagón puso de manifiesto fallos tanto técnicos como normativos. La urgencia de solucionarlos quedó patente este mes cuando Red Eléctrica, la empresa estatal propietaria de la red y encargada de gestionar todo el sistema, informó de más fluctuaciones de tensión y dijo que necesitaba permiso para cambiar sus procedimientos operativos.
Los expertos del sector señalan dos problemas principales. En primer lugar, el suministro eléctrico ha crecido mucho más rápido que la demanda, que alcanzó su punto álgido en 2007, antes de la crisis financiera. Por un lado, según un economista especializado en energía, el régimen regulador de Red Eléctrica la anima a invertir en exceso en la red de alta tensión. Por otro lado, la economía española es hoy más eficiente en el uso de la energía que antes: industrias que consumían mucha energía, como la del aluminio, han cerrado debido a los altos costes del pasado. Además, los vehículos eléctricos han tardado en extenderse en un país con grandes distancias y una red de recarga escasa.
El segundo problema es que el suministro de energía solar, que suele ser mayor a mediodía, cuando la demanda es menor, no ha ido acompañado de una inversión suficiente en tecnologías de almacenamiento y estabilización, como las baterías. Las energías renovables rompen el vínculo entre el precio de la electricidad y el coste del combustible, pero garantizar la seguridad del suministro implica otros costes, según Luis Rouco, ingeniero eléctrico de la Universidad de Comillas. "Estamos en un proceso de aprendizaje".
La solución a corto plazo de Red Eléctrica ha sido aumentar el uso de centrales de gas, que proporcionan un suministro que se puede activar y desactivar rápidamente según sea necesario. El Gobierno también ha tomado medidas urgentes para fomentar la inversión en subestaciones y redes de distribución con el fin de impulsar la demanda.
Gracias a las energías renovables, el precio mayorista de la electricidad fue un 40% más bajo en 2024 que si la matriz energética se hubiera mantenido como en 2019, según un estudio del Banco de España. Pero ahora el precio está subiendo debido al mayor uso de las centrales de gas. Seguirá subiendo a menos que el Gobierno revierta su decisión de cerrar las centrales nucleares españolas entre 2027 y 2035. Estas centrales, que representaban el 19% de la generación en 2024, proporcionan energía barata, limpia y constante. Lejos de abandonar su revolución de las energías renovables, España tiene mucho trabajo regulatorio por delante para completarla.
Traducción del artículo original publicado el 16 de octubre de 2025 en The Economist.
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