sábado, 15 de febrero de 2025

Cómo la economía de España se convirtió en la envidia de Europa

Es una fría tarde de mediados de invierno en Segovia, localidad del centro de España, y los turistas se concentran a los pies del acueducto romano de la ciudad, contemplando sus famosos arcos y haciéndose selfis. Muchos de los visitantes son españoles, pero también hay gente de otros países europeos, asiáticos y latinoamericanos, todos atraídos por el encanto histórico, la gastronomía y el espectacular emplazamiento de Segovia, más allá de las montañas del norte de Madrid.

“Hubo un momento durante el covid en que pensé que quizás el turismo nunca volvería a ser lo que antes”, afirma Elena Mirón, una guía local ataviada con una boina de color fucsia que está a punto de conducir a un grupo por la ciudad. “Pero ahora las cosas van muy bien y siento que este año va a ser un gran año, como 2023 y 2024. Estoy feliz porque puedo vivir de este trabajo que amo”.



España recibió un récord de 94 millones de visitantes en 2024 y compite ahora con Francia, que recibió 100 millones, por convertirse en el mayor centro de turismo extranjero del mundo. Y la expansión de la industria del turismo posterior al covid es una de las principales razones de por qué la cuarta mayor economía de la Eurozona ha ido sobrepasando fácilmente las cifras de Alemania, Francia, Italia y Reino Unido, con un incremento del PIB del 3,2% este año. En cambio, la economía alemana se contrajo un 0,2% en 2024 mientras que la francesa creció un 1,1%, la italiana un 0,5% y la de Reino Unido un esperado 0,9%.

 

Todo ello ayuda a explicar por qué la revista The Economist ha calificado a la española como la economía que está obteniendo mejores resultados a nivel mundial. “El modelo español es exitoso porque es un modelo equilibrado, y esto es lo que garantiza la sostenibilidad del crecimiento”, declara Carlos Cuerpo, el ministro de Economía del Gobierno de Coalición liderado por los socialistas. Señala que España fue la responsable del 40% del crecimiento de la Eurozona el pasado año.

Aunque subrayó la importancia del turismo, Carlos Cuerpo también apuntó a los servicios financieros, a la tecnología y a la inversión como los factores que han ayudado a España a recuperarse de la grave situación de la pandemia, cuando el PIB se hundió un 11% en un año.

 

“Estamos saliendo del covid sin cicatrices, modernizando nuestra economía y por consiguiente elevando nuestro potencial de crecimiento del PIB”, añade.

Dicho proceso de modernización se está viendo asistido por los fondos de recuperación posteriores a la pandemia del programa Next Generation de la UE. España recibirá un total de 163.000 millones de euros hasta 2026, siendo el mayor receptor de estos fondos junto con Italia.

España está invirtiendo el dinero en el sistema nacional de ferrocarril, en zonas de bajas emisiones de pequeñas y grandes ciudades, en la industria del vehículo eléctrico y en subvenciones para pequeñas empresas.

“El gasto público ha sido elevado y es el responsable de casi la mitad de nuestro crecimiento desde la pandemia”, señala María Jesús Valdemoros, profesora de economía de IESE Business School.

 

Otras principales economías europeas han visto obstaculizado su crecimiento por su mayor dependencia de la industria que España y, confirma, “que la industria está sufriendo mucho ahora debido a factores tales como el alto coste de la energía, la competitividad con China y otros países asiáticos, el coste de la transición hacia un modelo medioambientalmente más sostenible y el proteccionismo comercial”.

Desde el covid, el otro gran desafío económico de España ha sido la crisis del coste de la vida, desencadenada por los cuellos de botella de la cadena de suministro y la invasión de Ucrania por parte de Rusia en 2022. La inflación alcanzó el punto más alto de su tasa anual con un 11% en julio de ese año, mientras los precios de la energía afectaban especialmente a los españoles, pero a finales de 2024 habían vuelto a caer al 2,8%.

 

Madrid cree que las subvenciones incorporadas para reducir el coste del consumo de combustible y fomentar el uso del transporte público fueron clave para mitigar el impacto de la subida del precio de la energía, así como varios incrementos del salario mínimo.

 

En el momento más álgido de la crisis energética europea, España y Portugal también negociaron con Bruselas la denominada “excepción ibérica”, permitiéndoles topar el precio del gas utilizado para generar electricidad con el objetivo de reducir las facturas de los consumidores.

 

Carlos Cuerpo argumenta que dichas medidas han ayudado a contrarrestar la tradicional vulnerabilidad de España a la crisis económica. “España demuestra ser más resiliente a shocks sucesivos, incluyendo el shock de inflación que se produjo con la guerra de Ucrania”, declaró. “Y creo que forma parte del escudo protector general que hemos desplegado para nuestros consumidores y empresas”.

La producción de energía verde por parte del país se considera otro factor favorable, no sólo a la hora de garantizar la electricidad, sino también estimulando la inversión. España dispone de la segunda mayor infraestructura de energía renovable de la Unión Europea.

 

Esta última es una bendición para un país que es el segundo mayor productor de vehículos de Europa, según Wayne Griffiths, el CEO británico de Seat y Cupra. Aunque la producción española de vehículos eléctricos va rezagada respecto al resto de Europa, Griffiths advierte un enorme potencial en dicha área.

“(En España) tenemos todos los factores necesarios para tener éxito: competitividad, profesionales bien formados y una política energética que respalda todo ello”, confirma. “No tiene sentido fabricar vehículos de cero emisiones si estás utilizando energía sucia”.

 

A pesar de estos aspectos positivos, una debilidad duradera de la economía española ha sido una crónica alta tasa de desempleo, la más elevada de la UE y casi el doble de la media del bloque. Sin embargo, la situación mejoró en el último trimestre de 2024, cuando la tasa de desempleo española cayó al 10,6%, su nivel más bajo desde 2008.

Mientras tanto, el número de personas empleadas en España alcanza los 22 millones, todo un récord. La reforma laboral, que persigue la estabilidad, se considera una razón clave para ello.

 

Esta reforma incrementó las restricciones para usar los contratos temporales en las empresas, favoreciendo una mayor flexibilidad para el uso de contratos indefinidos. Ello ha reducido el número de trabajadores con empleos temporales sin dificultar la creación de empleo. Además, aunque la llegada de inmigrantes ha desatado un feroz debate político, su absorción por el mercado laboral es considerada por muchos como crucial para un país con una población que envejece rápidamente.

El primer ministro socialista, Pedro Sánchez, se ha mostrado claro a la hora de destacar la necesidad de inmigrantes, describiendo su contribución a la economía como “fundamental”.

 

La Comisión Europea ha pronosticado que España continuará liderando durante este año el crecimiento entre las grandes economías del bloque y permanecerá por encima de la media de la UE. Sin embargo, hay desafíos que acechan en el horizonte. La fuerte dependencia del turismo, y una creciente oposición a dicha industria por parte de los habitantes locales, supone un problema. Otro es la enorme deuda pública de España, que es mayor que la producción anual del país. María Jesús Valdemoros advierte que este es “un desequilibrio que debemos corregir, no sólo porque la nueva norma fiscal de la UE lo exige, sino porque podría provocar inestabilidad financiera”.

 

Además, una crisis de la vivienda ha estallado a lo largo del país, con millones de españoles luchando por encontrar alojamiento asequible. Con un incierto y profundamente polarizado panorama político, al Gobierno en minoría de Sánchez le resulta difícil afrontar tales problemas. Sin embargo, mientras trata de resolver estas incertidumbres, España disfruta de su estatus de motor de la economía europea.


Traducción del artículo publicado en la BBC el 9 de febrero de 2025.

domingo, 9 de febrero de 2025

La excepción española

Una economía europea que crece al ritmo de la americana


“España se está convirtiendo en un centro de referencia mundial de la prosperidad”, declaró Pedro Sánchez, el presidente del Gobierno de España, en un congreso del partido socialista en Sevilla el 1 de diciembre. Mientras el resto de grandes economías europeas están sumidas en la oscuridad, España se dispara. Va a crecer un 3% este año, casi cuatro veces la media de la zona euro. Golpeada más duramente que la mayoría de países por la pandemia, alcanza ahora 1,8 millones más de empleos que a finales de 2019. Los inversores han notado que con un crecimiento más rápido y un déficit fiscal menor que Francia, España ha visto hundirse la rentabilidad de sus bonos menos que la de sus vecinos del norte por primera vez desde 2007.
 
Con los restaurantes atestados de gente y multitudes de consumidores, Madrid disfruta de un evidente entusiasmo prenavideño. ¿Pero cuánto pueden durar los buenos tiempos? Las previsiones calculan que España seguirá superando a sus socios durante al menos los próximos dos años, ayudada en parte por amplias partidas de los Fondos Next Generation, el plan de ayuda de la Unión Europea posterior a la pandemia. España es el mayor beneficiario de éstos después de Italia. Gran parte del crecimiento se debe a la inmigración, el turismo y el gasto público, que pueden eventualmente ir apagándose. Pero cierta parte del crecimiento proviene de exportaciones de servicios no turísticos, por empresas que abarcan desde tecnológicas hasta consultorías de ingeniería. Y eso es buena señal.
Por ejemplo, Smartick, una empresa de software educativo con sede en Pozuelo, una zona a las afueras de Madrid de alto nivel económico. Utiliza big data e inteligencia artificial para proporcionar a los alumnos materiales educativos personalizados en áreas como matemáticas, lectura y programación. Fundada en 2009 por Javier Arroyo y un compañero en la consultoría de gestión, tiene expectativas de crecimiento. El señor Arroyo espera duplicar los 10 millones de euros de ventas anuales en tres años, con la mayor parte de la expansión proveniente del exterior. “Ahora hay una cultura de emprendimiento que no existía hace cinco o diez años”, dice el señor Arroyo. “España comienza a figurar en el panorama digital”.
 
Durante la pandemia, las exportaciones de servicios no relacionados con el turismo superaron los beneficios del turismo por primera vez. Pero el sector de los viajes también se encuentra en pleno auge, con una expectativa de más de 90 millones de visitantes este año, todo un récord. Esto ha provocado estallidos de rechazo hacia los turistas entre los lugareños.
 
El boom del turismo es también uno de los motivos de la inmigración: una cuarta parte de los trabajadores de la hostelería han nacido en el extranjero. La población de España ha aumentado en 1,5 millones durante los últimos tres años (hasta los 48,9 millones de habitantes), siendo casi todo el incremento debido a la inmigración. Los latinoamericanos, con el mismo idioma y una cultura similar, suponen el 70% de las llegadas recientes, lo que ha reducido la posibilidad de fricciones. El hecho de que la inmigración pueda continuar a este ritmo depende en parte de la disponibilidad de vivienda. “Nos encontramos ante el mayor cuello de botella que nunca haya habido”, afirma Rafael Domenech de BBVA, una entidad financiera.
 
Pero con alrededor del 90% de los empleos nuevos siendo ocupados por los inmigrantes, los ingresos per cápita apenas han crecido. Ello explica una paradoja: “El panorama macroeconómico es extraordinario pero la percepción social no lo es”, declara Raymond Torres de Funcas, un centro de análisis. Aunque la inflación desencadenada por la invasión de Ucrania por parte de Rusia haya disminuido, en términos reales, los ingresos de una familia con empleo estable son ligeramente menores que en 2019. Tan sólo en torno al último año ha comenzado a crecer el salario real medio. Los expertos afirman que gracias a los grandes aumentos del salario mínimo por parte de Pedro Sánchez, los ingresos de los españoles más pobres han crecido más rápido que la media.
 
De forma preocupante, la inversión ejercida por el sector privado decae por detrás del resto de la economía. Aún permanece por debajo de los niveles de 2019. Hasta que la pandemia interrumpió la economía, la española crecía en torno a un respetable 3% anual entre 2015 y 2019 y creando empleos más rápidamente que en el pasado. Esta situación se debía en gran parte a las reformas del sistema financiero y el mercado laboral promovidas por el gobierno conservador anterior durante la gran recesión. “España todavía está viviendo de aquello”, relata Íñigo Fernández de Mesa, de la Patronal.

La segunda reforma laboral que llevó a cabo Pedro Sánchez en 2021 mantuvo la flexibilidad laboral y añadió medidas enérgicas contra el abuso de los contratos temporales. Sin embargo, los líderes económicos culpan a las medidas más recientes del Gobierno de la ralentización en la inversión. Se quejan especialmente de los constantes retoques sobre las leyes de contratación y de un incesante aumento de los impuestos. Como consecuencia, “las empresas están a la expectativa, en espera”, declara Juan María Nin, del Círculo de Empresarios, un centro de análisis.
 
Desde las elecciones del año pasado, el Gobierno en minoría de Sánchez ha tenido que amoldarse a las conflictivas exigencias de seis partidos, entre los que se encuentran de izquierda y nacionalistas, que lo sustentan en el Congreso de los Diputados. Entre las caóticas escenas parlamentarias del mes pasado, ha conseguido aprobar un aumento de los impuestos valorado en 4.500 millones de euros (0,3% del PIB). Entre estos se incluye una duración de tres años de una tasa de emergencia sobre los intereses e ingresos por comisiones de las entidades financieras, creada originalmente como una medida temporal cuando los tipos de interés crecieron en 2022. Los banqueros se quejan de que esto supone una doble imposición y hará que los bancos sean más cautelosos a la hora de conceder crédito.
 
Los expertos señalan que los bancos y las empresas están obteniendo pingües beneficios. El impuesto a la banca “ha generado ingresos para financiar la red de seguridad social”, añade Carlos Cuerpo, el ministro de Economía. Explica que espera que la inversión y el consumo privado sean los principales motores de crecimiento de ahora en adelante. El aumento de los impuestos ayudará también al Gobierno a cumplir con su política de reducción paulatina del déficit fiscal y, por consiguiente, asegurarse el siguiente tramo de ayuda de la UE. “Pensamos que es posible un aterrizaje suave”, declara el ministro. Eso puede ser cierto respecto a las finanzas públicas. La prueba del modelo español reside ahora en sentido más amplio en la tasa de inversión.

Traducción del artículo publicado el 12 de diciembre de 2024 en The Economist.